Diferencias y similitudes entre el síndrome de Asperger y autismo

El síndrome de Asperger coincide con el autismo en la presencia de compromisos en las habilidades sociales, pero se diferencia de este en que las habilidades lingüísticas se conservan ampliamente y en que hay un funcionamiento cognitivo en la norma. De tal manera que, Asperger y autismo son síndromes difíciles de diferenciar.

Durante casi 60 años se ha explorado la naturaleza del autismo, tal y como lo definió Leo Kanner, una forma severa de la que el niño silencioso e indiferente es un ejemplo típico.

Solo en los últimos 15 años se ha empezado a estudiar el perfil de la condición descrita por Hans Asperger, que hablaba de niños superdotados para el habla y que participaban activamente en las interacciones sociales. Veamos aquí algunas diferencias entre el asperger y autismo

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ASPERGER Y AUTISMO

Un acuerdo generalizado

Existe un acuerdo generalizado de que el autismo según Kanner y la “psicopatía autista” (definición acuñada por Hans Asperger y posteriormente modificada por Lorna Wing a “Síndrome de Asperger”) son dos condiciones que entran dentro del rango de trastornos conocidos como Trastornos Generalizados del Desarrollo o Trastornos del Espectro Autista.

Síndrome de Asperger y autismo

Cuando hablamos del Trastorno del Espectro Autista (TEA), suele haber algunos conceptos erróneos comunes. Por ejemplo, “no puede ser autista porque tiene emociones” o “no puede ser Asperger porque es demasiado empático”.

Este tipo de creencias refuerzan un estigma que ciertamente no ayuda a comprender plenamente la variabilidad del espectro autista. El neurodesarrollo varía de forma compleja de una persona a otra en términos de funcionalidad, adaptación y discapacidad intelectual, si la hay.

Síndrome de Asperger

A veces puede ser más difícil reconocer sus características que el autismo clásico, debido a la presencia de una mayor adaptación o funcionamiento superior. Sin embargo, todavía pueden surgir dificultades para expresar las propias emociones de forma contextualizada y socialmente adecuada.

En el año 2000 se planteó que, se podía diferenciar entre el síndrome de Asperger y autismo, examinando las primeras etapas del desarrollo del niño y observando la presencia de una serie de rasgos poco frecuentes en aquellos que tienen autismo.

Hoy en día, se debate en la literatura científica y entre los expertos en la materia si el síndrome de Asperger:

  • Consiste en un trastorno específico caracterizado por un perfil de habilidades que no se manifiesta en ningún otro síndrome, o,
  • es una forma de autismo con un coeficiente intelectual más alto.
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ASPERGER Y AUTISMO

El niño con síndrome de Asperger

No muestra retrasos significativos en el lenguaje, ni en las capacidades cognitivas.

Es factible que no presenten ningún retraso cognitivo apreciable en la primera infancia.

Algunos pueden ser muy precoces o superdotados en lo que respecta al aprendizaje de la lectura, las habilidades numéricas y algunos aspectos del juego constructivo y de la memoria.

No suelen ser diagnosticados hasta la edad escolar, once años aproximadamente.

No presenta retrasos clínicamente relevantes en relación con sus habilidades de autocuidado. Sin embargo, la experiencia clínica demuestra que los padres, y especialmente las madres de niños y adolescentes con Asperger, a menudo tienen que entrenarles en las habilidades de la vida cotidiana. Los problemas pueden ir desde las dificultades con la destreza manual que afectan a actividades como aprender a atarse los cordones, hasta recordar la higiene personal, la ropa y la gestión del tiempo.

Su curiosidad por el entorno no se ve afectada.

Es poco probable que el perfil clínico incluya manierismos motores y fijación en partes de objetos.

Puede haber un interés circunscrito que consuma gran parte del tiempo del niño, dedicado a acumular hechos e información.

Puede haber una motivación para socializar, pero esta se implementa de forma marcadamente excéntrica, unilateral, verborreica o indelicada.

Suele haber hipersensibilidad a la luz, al ruido, al olor y al tacto.

Peculiaridades en los movimientos y en el uso del espacio como para parecer torpe.

Puede haber dificultades en la coordinación motora y en el uso de ciertos objetos o medios.

Interés por compartir actividades con otros o por participar de otra manera, pero no saber cómo hacerlo o cómo conseguirlo.

Pueden utilizar el lenguaje de forma muy pragmática y, por tanto, tener dificultades para entender, por ejemplo, los chistes, a pesar de tener buenas habilidades lingüísticas.

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ASPERGER Y AUTISMO

Autismo de alto funcionamiento

Se habla de autismo de alto funcionamiento (HFA) cuando el QI total es superior a 65/70, o el individuo ha desarrollado el lenguaje verbal, además, no hay alteraciones neurológicas, y, por lo tanto, no hay discapacidad intelectual.

El niño con síndrome de autismo

El retraso en el desarrollo cognitivo puede reconocerse en la primera infancia y diagnosticarse entre los 18 meses y cinco años.

Es probable que el perfil clínico incluya manierismos motores y fijación en partes de objetos

El perfil de habilidades sociales en el niño con autismo incluye aislamiento o rigidez de aproximación social.

Según los criterios del DSM, los niños con autismo presentan retraso significativo en las habilidades de autocuidado y en el comportamiento adaptativo apropiados para su edad.

Lo que es común entre Asperger y autismo

Si el perfil de capacidades y la historia del desarrollo del niño coinciden tanto con el Asperger, cómo con autismo, es decir, con los criterios para definirlos, los autores del DSM opinan que debe preferirse el diagnóstico de autismo.

En Asperger y autismo se han identificado dificultades en el manejo de la ira, la ansiedad y el estado de ánimo.

Los niños y los adultos con autismo de alto funcionamiento y con síndrome de Asperger se presentan de forma muy similar en cuanto a su perfil conductual.

El investigador puede decidir optar por un diagnóstico de. Autismo o de Síndrome de Asperger para un sujeto específico de su estudio, a fin de garantizar que se examinen las mismas poblaciones clínicas que en otras investigaciones.

Es diferente que el clínico se decida por uno de los dos diagnósticos para ayudar a definir y comprender las diferencias entre un niño y otro. En cualquier caso**, las mismas recomendaciones de tratamiento se aplican a ambos diagnósticos.**

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Importante acotación

Es opinión de los expertos que, en contra de lo que dice el DSM, cuando el niño cumple los criterios tanto de autismo como de Síndrome de Asperger, debe hacerse un diagnóstico de este último.

Espectro autista

Este espectro puede diagnosticarse mediante una evaluación de las manifestaciones clínicas en el ámbito del comportamiento, pero no existe un examen neurológico específico.

Lo que caracteriza a los Trastornos del Espectro Autista es, en términos dimensionales, los diferentes niveles de autismo y formas de manifestarlo según la gravedad en términos de continuidad.

Enmarcar el autismo y el Asperger en términos neurotípicos significa considerar, por ejemplo, la amplia diversidad a nivel sensorial presente en el espectro autista. Numerosos estudios, incluso entre los más recientes, detectan diferencias sensoriales superiores.

Por ejemplo, pueden mostrar una sensibilidad más pronunciada a determinados sonidos, a la luz, a ciertos olores o sabores, o a la textura de ciertos alimentos, pero también puede haber una sensibilidad táctil peculiar.

En general, las diferencias perceptivas están presentes en cuanto a la intensidad y la atención dirigida a determinados estímulos, pero también existe una sensibilidad específica en la percepción del propio cuerpo y del componente motor.

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Emociones, empatía y espectro autista

A veces pueden sentir emociones en determinadas situaciones que difieren de las expectativas y el contexto, como sentir miedo ante una sorpresa o agitación o enfado ante un gesto afectivo como un beso o un abrazo. Esto se debe a la hipersensibilidad sensorial, al tacto que pueden presentar algunos, o a la dificultad para comprender su significado social.

Pueden expresar afecto de una manera, a veces inapropiada para el contexto, y son capaces de experimentar empatía.  Por último, existen diferencias a nivel cognitivo, especialmente en la flexibilidad del pensamiento, el estilo cognitivo, la memoria y los intereses estrechos y repetitivos.

Los intereses pueden ser atípicos o inusuales y se persiguen con perseverancia e intensidad.

La atención dedicada a ciertos intereses puede ser total, por lo que se habla de hiperfocalización. Así, la persona está completamente absorta mientras se concentra en el interés específico y puede mostrar poca flexibilidad.

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¿Has comprendido cómo identificar uno y otro síndrome? Sabemos que es complejo delimitarlos, pero seguramente con estas orientaciones podrás hacerlo.

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